viernes, 24 de mayo de 2013

Escribiendo cine: "El americano tranquilo", Joseph L. Mankiewicz.

 Basada en la novela "El americano impasible", de Graham Greene y que ha sido editada por Edhasa y por Cátedra.



Un hombre asedia a una mujer igual que un país se apropia de otro. Hay que echar al que estaba antes. Y el mundo parece que se rompe, que se hunde en una miseria anunciada, al igual que el último agarradero de un periodista que ya está de vuelta de todo pero que quiere coger un pasaje hacia una ilusión más. Sentirse amado aunque sea imposible que le amen. Premio de consolación para quien es un observador de una realidad sospechosa, para quien es una pieza prescindible en un tablero de ajedrez que estalló en mil pedazos muy pocos años después en el Sudeste Asiático, tal vez porque hubo un momento en que, por las calles de Saigón, se podían ver demasiados americanos tranquilos.
Así, poco a poco, un país va cayendo. Así, poco a poco, una mujer va cediendo. Y un libro abierto puede ser la sentencia de muerte que delate un último acto de honradez interesada. O, quizás, un último acto de interés honorable. Es mejor morir de un balazo, arrojado en la vera de un río, que sentir día a día cómo se va apagando la luz que mantiene los ojos abiertos y el corazón latiendo. Entre el gentío, hay culpabilidad. Entre la algarabía, hay malas intenciones. Entre la censura, existe el ingenio.
No cabe duda de que, años después, Philip Noyce consigue rodar una versión mucho más literal de la novela de Graham Greene puesto que Joseph Mankiewicz tuvo que sortear, con la sinuosidad de una serpiente, la censura impuesta por el gobierno norteamericano, ya que, en el año de realización de la película, 1958, negaban cualquier intervención política o económica en Vietnam y la novela de Greene caminaba en dirección contraria. Pero aún así, Joe Mankiewicz conseguía altura en esa interpretación decepcionada y triste de Michael Redgrave, agarrado a un clavo ardiendo para mantener una esperanza que se empeña en huir. También es maravillosa la ambientación que consigue de un país que se sumergirá en una lluvia de fuego y sangre para conseguir la libertad. Yerra, por el contrario, al elegir a un intérprete tan abrumadoramente limitado como Audie Murphy para dar vida a la ambigüedad, para nublar la visión de la misma belleza y hacer que una mujer abandone la seguridad de unos viejos y confortables brazos por la incierta vida con un aventurero de intenciones nada claras. Aunque puede que el atractivo  resida en la oscuridad...
En cualquier caso, hay toneladas de diálogo que desvelan el mapa político por el que se mueve un hombre que está a punto de perderlo todo para convertirse en el blanco mismo del papel sobre el que escribe. Hay pistas que conducen a una conclusión inevitable e, incluso, la sugerencia de que, si se va a perder una guerra, se podrá pactar con el diablo. Es la misma historia de siempre. Quítate tú para ponerme yo. Y aún así extrañará mucho que, en el medio del caos...aparezca un americano impasible.

jueves, 16 de mayo de 2013

El halcón errante, Jamil Ahmad

En la agreste y montañosa Baluchistán puede pasar el tiempo por sus hombres y sus tierras, pero nunca por sus férreas tradiciones. Si se violan, la venganza es implacable. La hija de un jefe tribal, sometida a un matrimonio no deseado, huye con el joven del que está enamorada. La pareja, escondida en un recóndito fortín, vive su amor del que nacerá un hijo, Tor Baz, el halcón negro. Pero un día dan con ellos una partida armada de su tribu. Castigado sin piedad su “pecado”, Tor Baz es abandonado en aquellos páramos inhóspitos. Sobrevive gracias a una tribu rival que lo encuentra. Crecerá entre ellos hasta que un día, como un halcón errante, emprende su vuelo. “El halcón errante” es una novela llena de sensibilidad y exquisitas descripciones de las tierras fronterizas de Afganistán y Pakistán. Trufada de pequeñas historias cuyo hilo conductor es Tor Baz, Jamil Ahmad nos sumerge en un mundo anclado en el pasado que no entiende de fronteras, donde la generosidad, la hospitalidad, la lealtad y la heroicidad conviven con la crueldad, los odios tribales, las venganzas y las incomprensibles tradiciones que afectan al “honor” y la sumisión de las mujeres. Tor Baz, a través de la delicada y evocadora prosa de Jamil Ahmad, planea entre ríos y montañas, por unos parajes en los que la principal virtud es sobrevivir. Hasta que encuentra su propio destino.



Colección:Alianza Literaria (AL)
Páginas:208
Publicación:Mayo de 2013
Precio:18,00 €
ISBN:978-84-206-0888-4
Código:3472350
Formato:Papel
Temática:FICCIÓN MODERNA Y CONTEMPORÁNEA -- FA


miércoles, 15 de mayo de 2013

Escribiendo cine: La última estación, Michael Hoffman.


Basada en el libro del mismo nombre de Jay Parini editado por RBA.

El movimiento de desprecio hacia las cosas materiales que ideó León Tolstoi y que comprendía también el amor y la libertad como valores máximos, la resistencia pasiva como forma de protesta, la igualdad detrás de la verdad y el rechazo de la Iglesia, fue pasto de la interpretación errónea del fundamentalismo humanista. Lo que era idea, degeneró en religión mientras las obras del genio aspiraban a ser divulgadas a todos los rincones como un sentimiento de legado para los más pobres.
Toda idea, sin embargo, tiene su contradicción intrínseca y Tolstoi comienza a vivir en sus propias carnes la terrible batalla que se desata entre amor y libertad simplemente porque son conceptos contrapuestos. El amor son ataduras, obligaciones, dulzura regalada, humor cómplice, darse sin esperar nada, esperar sin derrota en la mirada. La libertad significa la capacidad de elegir, de hacer, de comportarse y de buscar lo que más se desea y eso, inevitablemente, siempre es la felicidad. ¡Qué gran choque se produce! La libertad es la felicidad pero nunca se es feliz si no hay amor. Y los mimbres de la creación, de la genialidad, del talento están hechos de trenzas de cariño que te da quien mejor te sabe comprender.
En este permanente enfrentamiento, por fin, encontramos cómo una película se puede elevar hacia categorías extraordinarias cuando dos actores de la sabiduría y encaje de Christopher Plummer y Helen Mirren aparecen en escena. Él sabe conjugar en un rostro de amable vejez y cansada pluma el intento de encontrar el equilibrio vital que le permita morir en paz y, no obstante, sólo consigue un desolador estado de guerra. Ella ilumina la escena con una presencia profunda que destila el saber mirar de una gran dama, la desesperación latente de quien olvidó cómo amar, la ira de permanecer detrás de las páginas cuando gran parte de la tinta inmortal del enorme escritor tiene su piel, su risa, su compañerismo, su vitalidad, su sentimiento de admiración y de soberano deseo de estar junto a quien siempre ha amado. Libertad es Plummer. Amor es Mirren. Y ambos colisionan violentamente porque la idea de amar nunca puede volverse religión.
Entre tanto, caminamos por espacios rusos que huelen a campo y trabajo, por estancias de madera que parecen recoger las virutas de los roces provocados por la actividad de un escritor que quiso ir un poco más allá en su visión de la realidad utilizando una ficción que nunca dejó de ser verdad. La inteligencia como arma y transferida en un papel para que el resto del mundo pueda llegar a librarse de la manipulación continua. Pero siempre habrá alguien que quiera coger el pensamiento del comunicador para reinterpretarlo y hacer que sea olvido de su razón, de su herencia, de su compromiso.
A pesar de algunos errores de planificación del director, Michael Hoffman, la película tiene mucho humor que pule la densidad de los obviados planteamientos literarios de Tolstoi. Más tarde, deriva en un drama sobre dos personas que se aman con tal intensidad que, en su tremendo combate de intereses, aún tienen tiempo para una despedida en calma, para una sonrisa de tranquilidad, para tener esa seguridad de sentirse felices porque han sido amados. Ahí reside, tal vez, el secreto y la unión de dos almas que el tiempo convierte en viejas y que guardan el latido necesario para seguir siendo humanas, para seguir siendo las dos partes de la misma persona, para seguir siendo destinos amarrados con fuerza el uno al otro, primera y última estación, libertad enamorada del amor, bendición y creencia, coherencia y calor, viaje y hogar, vida y agua, papel y escritura, arruga y conciencia, precio y mercancía, ternura y comprensión. Todas estas letras mal juntadas puede que sean las insondables estancias en donde se asienta el genio de un escritor que fue libertad y que tuvo amor.


martes, 14 de mayo de 2013

Reseña musical: Especial sellos discográficos "Ernie Records"


Julio de la Rosa - Pequeños trastornos sin importancia


Nuevo disco del cantante y compositor, otrora componente de de El Hombre Burbuja, y nuevamente, otro discazo que encandilará a todos aquellos que gusten de su estilo y que con el cual seguramente enganche sobremanera a nuevos oyentes.

Este nuevo cancionero se vertebra en base a uno de los temas universales que a cualquiera que esté leyendo estas líneas ha sufrido en sus propias carnes y que no es otro que el tándem amor/desamor, y sus consecuencias tan importantes como son la venganza o el dejarse llevar por ese instinto animal que llevamos dentro para después joderlo todo de nuevo e intentar empezar desde cero, aunque tod@s sepamos que eso sólo funciona en contadas ocasiones.

Una de las características de este nuevo disco que lo diferencia de sus anteriores entregas, es el nutrido grupo de colaboradores con los que se ha rodeado el cantante: Anni B Sweet, Xoel López, Boat Beam, Tulsa, e incluso Bunbury son parte de las voces que podemos escuchar en estas nuevas composiciones.

Definitivamente, para servidor se trata de su mejor trabajo hasta la fecha con unas canciones tremendas que calan hondo con esas letras tan transparentes, en las cuales seguro nos sentiremos identificados en más de una ocasión.....y es que en el fondo, todos tenemos algo de bipolar y con muchos (demasiados en ocasiones) trastornos con los que tenemos que lidiar nuestros combates cotidianos y ahora más que nunca, cuando alcanzamos nuestra madurez como personas y vemos las cosas desde otra perspectiva.

Discazo. Bravo Señor Julio de la Rosa por entregarnos uno de los mejores discos de este año y por entregarnos este disco que duele, pero ya se sabe: "sarna con gusto no pica, y si pica, no mortifica".

La excelente edición en CD simula un libro en tapa dura.


1. Colecciono sabotajes 2. Gigante 3. Kiss kiss kiss me 4. Un corazón lleno de escombros


5. La fiera dentro 6. Borrón y cuenta nueva 7. Tarde a todas partes 8. Maldiciones comunes

9. Glorieta de trampas 10. El amor saludable







Niño y Pistola - There's A Man With A Gun Over There


El cuarto trabajo discográfico de Niño y Pistola se cimenta en base a la historia de un hombre que juntó el valor necesario para saldar de un tiro el problema que tenía con su jefe a través de unas composiciones brillantes que beben de la influencia del rock más sureño tipo Neil Young, Bob Dylan o The Band.

El disco se divide en dos partes bien diferenciadas, las cuales marcan el punto cumbre por parte de Tom (el protagonista principal de esta historia) y de su crimen , , hasta observarse delante de un espejo y poder encontrarse a sí mismo y a la ansiada redención que todo humano ansía tras el arrepentimiento.

Las referencias musicales con las que juegan este combo gallego son de sobra conocidas, pero no por ello dejan de sorprender....y sobretodo en el tratamiento de los diferentes instrumentos durante la grabación del disco. Comento ésto porque todo suena donde debe estar, sin estridencias de ningún tipo y es de agradecer el enorme trabajo tras los controles por parte de Tomás Ageitos y el propio grupo, resultando de todo ello un inmenso cancionero que encandilará a los amantes de los sonidos de rock clásico, country, folk, y americana.

Tengo que insistir de nuevo en el significado central del disco, el cual refleja de manera meritoria nuestro desencanto ante lo que están intentando hacer de nosotros los políticos y demás gobernantes....sirva entonces este disco como movimiento simbólico de la injusticia por la que estamos pasando actualmente.




La bonita edición en CD se acompaña de las letras de todas las canciones.


1. Deep in the Fall 2. I Used to Drive a Truck 3. Fifty Dollars in My Hand 4. By the Grace of God


5. And Then the Rain Started 6. Back in the Years 7. Indian Song (Everything´s Burned)

8. Follow the White Stones 9. Box of Brass 10. We´ve Had Enough









Rusos Blancos - Tiempo de nísperos



El segundo largo de este grupo madrileño ha supuesto para servidor otra de las grandes sorpresas para este 2013.

Tengo que decir de antemano que las letras de este "Tiempo de nísperos" son de las mejores letras en español que he escuchado en mucho tiempo, aunando en ellas sensibilidad e ironía a partes iguales, convirtiéndolas en un auténtico hallazgo para los oyentes.

Musicalmente, su sonido bebe de muchísimos estilos (música disco de los 70, soul, John Lennon....) y que en manos de Paco Loco, su productor, y en la masterización por Joaquín Pascual, logran extraer lo mejor del grupo y de sus instrumentos. Con respecto a grupos actuales, los podríamos enmarcar dentro del mismo estilo de La Costa Brava o Francisco Nixon para que os hagáis una idea.

Volviendo al tema de las letras, comparten con Julio de la Rosa esa visión pesimista de la búsqueda del éxito en las relaciones de pareja, pero quizás un poco más irónicas que su compañero de sello en cuanto a resultado final.

Concluyendo, Rusos Blancos han entregado un excelente segundo trabajo que los posicionará en un lugar privilegiado en la nueva hornada de grupos que cantan en castellano. No os los perdáis.




La bonita edición en CD se acompaña de las letras de las canciones.


1. Dudo que el amor nos salve 2. Orfidal y caballero 3. Baile letal 3 4. Hogareña


5. Oro, disfruto 6. La playa de los locos 7. Bonito cortejo 8. Marina

9. Se me enamoran 10. Algunas cosas sobre mí que aprendí estando contigo






Francisco José Arcos Serrano



viernes, 3 de mayo de 2013

Escribiendo cine: "Alicia en el país de las maravillas", Tim Burton.

 Basada en "Alicia en el país de las maravillas" (Anaya, Blume, Akal, Lumen, Plutón, La Galera, entre otros) y "A través del espejo", editada por Valdemar, Alianza, Sexto Piso.


Más cerca de Alicia a través del espejo que de Alicia en el País de las Maravillas, Tim Burton ha forjado, como siempre, un universo fascinante de imágenes y de sueños, de entelequias creídas, de imposibles realizados. Bien es verdad que ya hace mucho que ha renunciado al argumento para centrarse en su estética desbordante pero aquí cuenta con algunos elementos que hacen que su cabeza se salve del yugo.
El primero de esos elementos es la belleza progresiva y llena de expresión que demuestra Mia Wasikowska en el papel protagonista. Ella ilumina, aún más a cada fotograma que pasa, con su rostro de porcelana imperfecta toda la película y confiere al personaje de Alicia todas sus contradicciones, algunos de sus miedos, parte de sus debilidades y fortaleza en sus miradas. Sus cabellos, velas al viento, son yelmo de belleza, augurios de gran dama, ternura de extravío. Y nunca vi, vive Dios, a caballero que portara la espada con tal nobleza y arrojo.
Por otro lado, Tim Burton juega una baza importantísima a través de la banda sonora de Danny Elfman en el que es uno de los mejores trabajos de su carrera. Sus notas se convierten en orquestación de gusto y estilo. Sus pentagramas se mueven con ligereza por esos corazones cerrados a una historia que, de infantil tiene poco por mucha extravagancia que se quiera incluir. Es un cuento que termina en vida porque forja sueños pero también personalidades. Y allí está el músico imposible que puntea con la batuta cada una de nuestras sensaciones, nos toca con maestría el rincón de nuestros deseos y se sale del sueño con los compases tarareados y dormidos en una memoria que cada vez confunde más quiénes somos.
Lo demás no dejan de ser caricaturas, a ratos muy forzadas, por momentos divertidas y puntualmente algo cargantes. Eso sí, todo ello acentuado con las verdades que se hallan a este lado del cristal que refleja frustraciones, convenciones estúpidas, acuerdos tácitos que llevan a la infelicidad. Es importante ser lo que se quiere para poder decir lo que se piensa y vivir lo que se sueña. Hay que fraguar la espada artúrica que nos permita hacer rodar las cabezas de nuestros miedos. No importa que no haya mucha lógica en todo el asunto porque nunca la tuvieron ninguno de los dos cuentos de Lewis Carroll. Fue más moraleja que historia. Fue más realidad soñada que un sueño real.
Y es que quizá uno de los problemas de esta cinta es que estás deseando amarla y te deja con apenas un suave roce en los labios. El absurdo se impone y entonces el creador cree que tiene carta blanca para prestar más atención a lo que muestra que a lo que narra. Al fin y al cabo es lo que nos pasa a todos cuando tenemos que atenernos a algunas rígidas normas sociales que no nos dejan ser ni estar. Todos preferimos caer en un agujero a sucumbir ante los largos tentáculos de la conveniencia y de lo establecido. Y, sin embargo, no somos capaces de pensar seis cosas imposibles antes de desayunar, ni de mirar unos pájaros que vuelan, ni de perseguir conejos que se esconden. Somos carne de decepción y no caemos en la cuenta de que no hay nada que nos impida bailar.
Así que es mejor no mirarse en el espejo, más vale seguir con falsedades, no salirse del camino que se nos ha marcado. La fantasía no tiene lugar. Sólo se nos deja idear decorados para la escena que tenemos que representar de la mejor manera que se nos ha enseñado. Y si no, cuéntenme por qué no dejamos de saludar en el ascensor a ese vecino tan molesto, o por qué aceptamos ir a una cena que no nos apetece, o por qué no hacemos otra cosa que preguntarnos por qué. Tal vez sea porque no queremos ser personajes de parodia y, triste y ridículamente, nos convertimos en puro astracán para aquellos que prefieren imaginar que vivir.