jueves, 9 de agosto de 2012

La visión del cineasta: Prometheus

Ridley Scott: cabalgando con ingenieros 

 EL JINETE ESPACIAL 

 El jinete espacial, el elemento base para el guión de Lidenlof. Un personaje que en el film original era una forma más en el desarrollo de la trama, una forma importante pero incapaz de crear debate más allá de la escena en la que aparece. Con el paso del tiempo la mastodóntica creación de H.R.Giger ha ido aquilatándose, creado un sinfín de conjeturas que lo han convertido, una vez que los aliens han sido explotados de todas las maneras posibles, en el gran misterio inexplorado de la saga. Estoy de enhorabuena, pues parece que “Prometheus” va a resolver todas las preguntas que me haya hecho sobre el origen del personaje, ¿no? Sí, pero las respuestas no van más allá de lo propuesto en los primeros cuarenta minutos de película... En serio: ¿por qué lo llaman los orígenes del Jinete espacial cuando en realidad quieren decir el origen de la genealogía del alien? La semejanza primaria de todos los elementos lo demuestra. Cada forma nos recuerda a su correspondiente evolución futura, retrayéndonos inevitablemente a aquella cinta del setenta y nueve por la que aseguran pasar sólo de puntillas. Todo eso crea un clima constante de confusión entre los que seguimos casi con devoción la saga y entramos en la sala convencidos de no ir convencidos de nada. Y es que conforme pasan los minutos, el film, se va convirtiendo en una suerte de remedo de “Alien” con la misma velocidad que el jinete espacial va perdiendo ese halo místico que adquirió al principio de la cinta, pasando de ser un ente todopoderoso a inevitable monstruo del film, con todas las incoherencias que ello conlleva, demasiadas. Las lagunas y situaciones de difícil explicación van lastrando el cuerpo del guión de tal forma que termina por fragmentarlo, rompiendo esa mínima unidad que se le debe de pedir a un evento de estas características. Damon Lidenlof co-autor del guión se ve superado en todo momento por un proyecto mayor de lo que su capacidad como guionista puede abarcar. Y no acuso al bueno del creador de “Perdidos” de mal guionista, sencillamente porque posiblemente ha tenido que obedecer unas directrices por parte del estudio difícilmente compatibles con un trabajo coherente. Al fin y al cabo, el proyecto, que nació como un remake (y que iba a ser dirigido por Carl Rinch, director de publicidad y yerno de Ridley Scott) parece que se ha mostrado inflexible en cuanto al concepto original de la estructura. 

 LA VUELTA DE RIDLEY A LA CIENCIA FICCIÓN 

 No hay que ser adivino para darse cuenta de que la ciencia ficción no es el género preferido de Ridley Scott. Treinta años ha tardado el maestro británico en volver a él, y lo ha hecho con muchísimo oficio pero, a sus 75 años, es evidente y se nota, que la ilusión creativa no es la misma. Eso no significa que la película (también) cojee en el aspecto visual, todo lo contrario, luce espectacular e impresionante, aunque quizás le falte ese punto de brillantez, esa chispa, ese toque de experimento... amén de que le sobra un punto de dejadez en ciertos detalles que demuestra que Scott era consciente de la dudosa calidad del guión que tenía entre manos. Y eso no ayuda a la hora de crear. Una de las cosas que marco su trabajo en “Alien” fue la capacidad de fabricar ambientes opresivos y claustrofóbicos. 
Es cierto que su nuevo film no es aquella joya, y al parecer no lo pretende, pero el caso es que el desarrollo de la historia, más allá de dejar una cierta sensación de deja vù, nos recuerda muchísimo al clásico del setenta y nueve. Por lo tanto tampoco es una locura haber deseado un compromiso más alto en ese aspecto por parte del director. La apuesta de este por la luz beneficia a aquellos que disfrutamos de los aspectos plásticos del cine, pero perjudica el momento en el que el film decide sumergirse de lleno en el horror. A pesar de todo, el trabajo de Scott nunca es un debe, y menos en un proyecto de estas proporciones. Su decisión por defender los efectos prácticos por encima de los digitales dando prioridad a los decorados físicos es toda una declaración de principios que se agradece y disfruta a partes iguales. 

 EL REPARTO 

 Que cada personaje debe de cumplir una función en toda película es una obviedad, y más si estos son un grupo amplio pero perfectamente controlable en función a la duración de la película. Lidenlof se ha permitido el dudoso lujo de traicionar conforme la trama avanza la base de cada una de sus creaciones. Los actores, como excelentes profesionales que son, cumplen perfectamente con las directrices marcadas por el guión llevándose Fassbender toda la gloria, en parte porque como actor se revela como uno de los mejores de su generación, y por otro lado porque sobre sus hombros recae una gran porción del peso de la trama. El británico compone un personaje muy interesante, pero menos complejo de lo que debería haber sido si el libreto hubiera cumplido, y es que el devenir de la trama termina lastrándolo con situaciones que ponen seriamente en jaque su excelente hacer interpretativo como David, que para mí, ha sido el mejor androide salido de las empresas Weiland, sin duda. Noomi Rapace es la otra estrella de la función y quizás la más maltratada a causa de las situaciones que le propone el guionista. Su personaje aguanta perfecto hasta que la acción, nuevamente, se precipita y la lleva a unas acciones cuya inverosimilitud, nuevamente, empaña, nuevamente, todo el buen hacer interpretativo de la actriz sueca. Charlize Theron por su parte intenta cumplir con el rol que le ha tocado. ¿Y cuál es su rol? Eso no lo tiene claro ni Lidenlof, pero está guapísima. Al resto de personajes le toca sufrir las inclemencias de la historia lo mejor que pueden y el destino de algunos se sitúa a la altura de algunas de las series B que aparecieron a la sombra de aquel primer Alien... e incluso peor. No me hagáis recordar las situaciones por las que pasan los valientes copilotos, el botánico (¿para qué sirve este personaje? Es que no...) o el geólogo (y cartógrafo...). 

 EL APARTADO VISUAL 

 Scott, como es habitual en un artista de su talla, ha vuelto a crear ambientes perfectos, pero, tampoco se ha propuesto innovar, como lo hiciera anteriormente en “Alien” descubriendo para el cine a artistas como Giger y Moebius o en “Blade Runner” donde contó con el trabajo espectacular de Syd Mead, artistas que aportaron ese punto no habitual y totalmente innovador que convirtió en referentes visuales a los dos films. Es cierto que en Prometheus ha participado Giger (suyos son los murales que podemos ver en una de las cámaras de la nave alienígena), pero su aporte, aparte de casi testimonial, ha sido, y no me cabe duda, un homenaje a los fans del universo que creó el ilustrador suizo y deseábamos su regreso... como diseñador del proyecto. De todas formas Arthur Marx, el diseñador de producción, ha realizado un trabajo absolutamente espectacular, respetando al máximo las fuentes y aportando nuevos elementos que potencian y enriquecen las formas de referencia. Dariusz Wolski, el fotógrafo, que trabaja por primera vez con Scott, se encarga añadir textura a todos los ambientes propuestos. Su respeto por los cromatismos del “Alien” original se deja sentir en los interiores de la Prometheus y los tonos fríos metalizados tiñen todos los detalles de la nave alienígena creando un cuadro visualmente muy atractivo. Una de las partes más importantes y que más especulaciones ha creado es el aspecto final que tendrían las criaturas del film, y es que el listón estaba muy alto (a los fans, específicamente a ese respecto, no nos importa que Prometheus, absurdamente, no quiera ser ubicado en el universo Alien) ya que la sombra de uno de los personajes más famosos del bestiario cinematográfico de todos los tiempos es muy, muy alargada. Está claro que el padre de la criatura original debería de haber sido el encargado de ejecutar el nuevo diseño, es más, era casi obligatorio... pero posiblemente la FOX no estaba dispuesta a volver a litigar con Giger por los derechos de imagen de la criatura. De todas formas, aunque lejos de lo que podía haber sido, el diseño de los ingenieros, seres omniscientes y ejemplo de la pureza, es muy acertado; físicamente perfectos y de piel pura e inmaculada. El gran problema del diseño quizás estribe en las dimensiones, pero ese no es un problema de los diseñadores sino del propio Scott, que debería de haber exigido respeto por las proporciones del jinete espacial original, el doble de grande, el doble de impresionante. Un error más que se añade a la montaña que acumula film. 

MÚSICA PARA DESCRIBIR UN FILM 

 Tengo que reconocer que, aunque las sonoridades de Streitenfeld me gustan, esperaba una miras más ambiciosas a la hora de elegir músico. No fue así y Ridley Scott decidió ser fiel al que ha trabajado con él en sus últimas películas. Una vez escuchada, la score de Steitenfeld no desentona en absoluto, aporta ambientes y acompaña bien la acción. El problema viene dado por los temas de otro músico, Harry Gregson-Williams, llamado a última hora para aportar otra dimensión a las imágenes. Los primeros sones del tema creado por Gregson-Williamsparecen hechos para remarcar (una vez más) que este proyecto se aleja definitivamente del universo “Alien” y lo hace, sobre todo al principio. 
El problema llega cuando el leiv motiv se repite en los momentos más inoportunos, destrozando escenas que lo último que necesitan es una música inadecuada. Para colmo de males, en un momento dado y embutido como guiño, emergen los sones del tema de “Alien” de Jerry Goldsmith, un detalle innecesario que termina por llevar la contraria a los que no se cansan de aconsejar por activa y por pasiva que nos olvidemos del film original. Definitivamente, la score, viene a subrayar todos los problemas que arrastra un film que no encuentra el camino en ningún momento. 

 LA SECUELA 

Aunque la película no haya funcionado como se esperaba habrá secuela, y será una oportunidad perfecta para ahondar en un universo muy rico y lleno de posibilidades, manteniendo si lo desean, y ahora sí, sólo el ADN de “Alien”. Damon Lidenlof no guionizará (ha sido despedido por mucho que él diga que tiene mejores cosas que hacer ¿cortar el césped?), corren pues vientos de esperanza para una saga que puede dar, y dará, mucho más de sí. 

 En definitiva, que entre cartógrafos que se pierden, atmosferas maravillosas, botánicos insensatos, diseños impresionantes, sintéticos metrosexuales fascinantes que a saber cómo han aprendido el dialecto alienígena para liarla de esa manera, una puesta en escena brillante, pilotos kamikazes, el uso del efecto práctico por encima del digital, dioses bipolares, paisajes asombrosos, heroínas de la vieja escuela, seres que harían las delicias de Lovecraft, villanas de culebrón y ancianos demasiado crédulos para merecer la existencia, me encuentro con una ensalada de regusto amargo pero que, a pesar de todo, y para colmo, estoy deseando volver a probar. 

 Y de momento cerramos esta primera etapa de colaboración con este magnífico blog que cierra por vacaciones. Para mí ha sido un autentico placer el compartir mi punto de vista, siempre personal, con ustedes. Espero no haber ofendido a nadie y si lo he hecho, oye, así es la vida, superadlo ;). Nos vemos en Otoño... si la dueña quiere.

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