martes, 27 de marzo de 2012

Historia de amor literaria de Saruko


Obra: Romeo y Julieta
Autor: William Shakespeare

ROMEO: “Juro por esa luna santa que platea las copas de estos árboles...”
JULIETA: “Ah, no jures por la luna, esa inconstante que cada mes cambia en su esfera, no sea que tu amor resulte tan variable.”
ROMEO: “¿Por quién voy a jurar?
JULIETA: “No jures; o, si lo haces, jura por tu ser adorable, que es el dios de mi idolatría, y te creeré.”

Qué grande es Shakespeare. ¡Y qué ciertos estos versos! Somos variables, eso es innegable, pero en el amor la inconstancia duele mucho.

Yo tengo hace infinidad de tiempo un idilio con Romeo. Sí, es cierto. He intentado que fuera secreto pero ya no puedo ocultarlo más. Porque al final, el amor no puede esconderse, y qué bien lo retrata Shakespeare en su Romeo y Julieta.

¡Y qué vigentes sus obras! Cada una de ella es mágica pero real. Contienen: emoción, pasión, amor, desamor, muerte, traición, suicidio, amistad, familia, duda, intriga... Al fin y al cabo, todo por lo que se mueve la vida desde que el hombre es hombre. Siempre nos impacta, no nos deja indiferentes, eso jamás.

Todo empieza ya en el título, Romeo y Julieta, el cual es directo; los nombres desprenden belleza, fuerza, pasión, una historia que vale la pena que vivamos con ellos.

Yo, soy Julieta, al menos una de las que seguro están en algún lugar de este maravilloso mundo, el nuestro, el real. Sí, la literarura es ficción, pero basada en algo real: sea histórico, social, emocional, pasional ...

Porque, en realidad ¿qué significa un nombre? ¿Y un apellido? ¿Por qué hay que rechazar lo más puro e intenso que jamás se haya visto o conocido por rivalidades entre familias, o por cuestiones que dejan de tener importancia al lado del verdadero amor?
¿No os resultan familaires estas preguntas? Seguro que sí, e incluso en más de un ámbito.

El maestro lo deja claro: no se puede vivir sin amor. Tenemos la obligación de amar. Hay que estar enamorado siempre, infinitamente, y estar dispuesto a llegar a las últimas consecuencias.

¿Quién no se ha sentido alguna vez un poco Julieta? ¿Y un poco Romeo?

La historia es maravillosa, se puede leer una y otra vez, y no cansarse nunca. Quiero a Romeo, adoro a Romeo, y quiero ser Julieta.

No os arrepentiréis de leer la obra, que se hace amena y sencilla a pesar de estar escrita en verso. Esos versos lindos, suaves, bellos, penetrantes a que Shakespeare nos tiene acostumbrados.

Aprovecho esta pequeña historia para recomendar el libro, claro está, así como la última versión que se pasó en la sala de los cines en 1996, y que me pareció maravillosa. Del director Baz Luhrmann, la película interpretada por Leonardo DiCaprio y Claire Danes que transcurre en nuestra época sin dejar de lado detalles cuidadísimos como el vestuario, las armas con el escudo de las familias… pero manteniendo el diálogo en verso, es excelente, y nos muestra claramente cómo de vigentes son nuestros clásicos.

Para acabar quiero deciros que estéis constantemente enamorados, por difíciles que sean las circunstancias, y que os enamoréis de todo: de vuestro Romeo o vuestra Julieta, de un amigo, de una mirada pasajera, de una sonrisa, de un beso en la distancia, del cielo, del sol, de la lluvia, de una canción, de un libro, de un personaje, de una palabra, de la VIDA… incluso de un vestido (por decir algo material). Hay que estar enamorado de todo lo que podamos ver, captar, oír, sentir, por y para siempre.

Saruko

2 comentarios:

  1. "Dentro de estos muros, está Verona. Fuera, sólo está el mundo". Gracias por mantenernos en el interior de esos muros. El gran Will. El bardo que despierta las entrañas. Muy bien, Saruko.

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    1. Gracias César. Me alegro haberlo escrito ahora, precisamente, que no estoy en mis mejores momentos. Me alegro de haberte introducido por unos instantes en la linda Verona. Un beso.

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