viernes, 8 de junio de 2012

Escribiendo cine: Los hombres que no amaban a las mujeres, David Fincher.

MILLENIUM: LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES 

 Basada en la novela del mismo título de Stieg Larsson 

 El pasado puede ser tan frío como las inclemencias del tiempo. La enfermedad de la crueldad ha calado de forma tan intensa en las entrañas de una familia que la genética comienza a confundirse con el salvajismo. El malvado, en estos días, es ensalzado como un héroe mientras los honestos denunciadores están condenados a la oscura mediocridad. Ha habido hombres que no han amado a las mujeres. Ha habido mujeres que han sabido levantar murallas para defenderse del miedo. Es otra versión del misterio. Es el consabido relevo de asesinos. 
Y es que en el detalle es donde suele estar la resolución. Se pueden inspeccionar miles de papeles y cientos de fotos y no darse cuenta de que el asesino está allí, al otro lado de la acera. Mientras tanto, la marginal, la que está inculpada de ser diferente cruzará su camino con el hombre que todos aceptan, que todos admiran y que, sin embargo, también ha conocido el rostro de la derrota. Juntos acabarán saboreando, muy de cerca, el amargo tacto del nazismo como signo de nacimiento. 
Para ir a ver esta película, hay que sentirse mucho más atraído por el hombre que ha adaptado la historia de Stieg Larsson, el prestigioso Steven Zaillian, que por el tipo que se ha puesto tras las cámaras, David Fincher. Más que nada porque la complejidad de la novela del sueco requería a alguien con las ideas muy claras, con las letras precisas y con una capacidad de ordenación de acontecimientos que ha brillado por su ausencia en otras versiones. El trabajo de Fincher, al contrario del de Zaillian, es absolutamente impersonal y cae en errores ingenuos en algunos momentos. Hay modificaciones de la historia original que para nada empañan ni el espíritu ni las intenciones de Larsson. La música es estridente e inadecuada hasta el asco y es el peor activo del intento. La actuación de Daniel Craig como el periodista Mikael Blomqvist es eficiente, algo más humorística y desprovista de cualquier signo de elegancia. La de Rooney Mara como Lisbeth Salander es notable aunque, reconozcámoslo, es el mejor personaje. La de Robin Wright como Erika Berger es, una vez más, un desperdicio que más vale olvidar. La de Stellan Skarsgard como Martín Vanger es relajada y auténtica y la de Christopher Plummer como Henryk Vanger es tranquila y unidireccional. Lo demás es lo de siempre. Una nueva visita a un universo que ya empieza a ser nieve pisada, bien desarrollado, dirigido con levedad e interpretado con cierta rutina. Y es que ya sabemos lo malos, malísimos, terribles y despiadados que somos los hombres. 

No cabe duda de que hay también un exceso de metraje que se deja sentir en algunos momentos de la película pero es un pecado menudo para un libro que no es nada fácil de adaptar y que contiene tantísimas páginas. Es frecuente comprobar que, en el público asistente, se encuentran los que asienten porque van reconociendo los pasajes de la intriga; los que intentan, en vano, encontrar nuevos enfoques en esta versión americana y los que, por supuesto, no dejan de comparar la letra con la imagen, el original con el remake sin caer en que todo ello es un ejercicio de cierta inutilidad porque más vale acercarse al cine con la mente en blanco y disfrutar como lo hace un espectador que se enfrenta por primera vez con el periodista más crápula y la investigadora más atípica del cine negro. El nudo carece de alguna tensión pero la agilidad se instala y comienza a ser atractivo visitar de nuevo una saga familiar que tiene que afrontar las consecuencias de un futuro que vuelve para hacer justicia. 
Cuélguense los pendientes, empapen el pelo de gomina, sean antisociales y dejen entrever el látigo del desprecio. Tal vez eso sea signo de la brillantez del discurrir, de la evidencia de una memoria fotográfica...Tanta que, últimamente, parece que no hay otra historia de la que echar mano. Palabra de pirata cinematográfico. 

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho la novela. Tanto que me dio cierto pánico acercarme a las versiones cinematográficas. Por lo que comentas en tu entrada, creo que me quedo como estoy.

    Saludetes

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  2. Con muchos menos medios quizá es mejor la versión sueca de esta primera parte de la trilogía Millenium que la americana. Sin embargo, chico, basta con que te metas levemente (no es para hacer carne picada del asunto) con algo que la gente tiene mitificado como para que te pongan a caer de un burro. Yo más que pasar de ello lo que haría es verla tranquilamente en casa en un pase televisivo. Al fin y al cabo, no tardará mucho en emitirse.
    Un saludo y gracias.

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